Peces que me siguen

martes, 12 de julio de 2011

Como una puta mierda.

TuentiPersonal: María Bailón Gaona.
TuentiBlog: La cuarta pecera Blog


El problema es, ¿qué quieres tú?
Yo creo que ni tú mismo lo sabes. Creo que te da miedo elegir. Creo que, en el fondo, sólo eres un cobarde. No sabes si la quieres a ella, o si me quieres a mí. No sabes si prefieres sus besos o los míos. No sabes si quieres tenerme, o quieres tenerla. No sabes nada. Y estás asustado. Porque, pase lo que pase, no serás el ganador de la partida. No esta vez. Ahora las cartas están sobre la mesa y la pelota en tu campo. Se terminaron las discusiones tontas y las palabras con doble sentido. Las balas van directas al corazón. Eres tú el único que puede decidir. Porque, en el fondo, esta lucha es tuya, no mía. Yo me retiro. Y que gane la mejor.

Parece increíble lo mucho que te puede llegar a importar alguien ¿eh? Como te comes la cabeza por el, te rayas, te deprimes, te haces mil preguntas y todas sin respuesta, porque ciertamente, nadie las puede responder. Y no poder quitártelo de la cabeza... es insoportable pero a la vez fascinante. Querer estar con esa persona en cada cosa que haces y pensar "Ojalá estuviera ahora aquí,conmigo", es querer a alguien. Tener miedo, miedo a perder a esa persona, miedo a que te la quiten, miedo a no gustarla. Y por mucho que intenten entender lo importante que es para ti esa persona, no lo entenderán, jamás lo harán.

Levántate, ponte guapa tan solo para joder al que pudo tenerte y no te tiene, para sorprender a los que te conocen y, por qué no, a los que no te conocen también. Cuando te veas fea, arréglalo con kilos de maquillaje. Listo. Y siéntete la mejor de todas. Cuando haya un rumor sobre ti, sea verdad o no, ve con la cabeza bien alta siempre. No mires a aquel que no se lo merezca, fíjate en detalles pero no te obsesiones con las señales. Infórmate de todo lo que pasa para después, cuando te pregunten, hacerte la sorprendida; sólo tú sabes que eres una cotilla. ¿Qué? Perdona, no te he oído. Es que, a palabras necias, oídos sordos. Y a los capullos, ni el oído, ni la palabra, ni la mirada siquiera. 0. Que os jodan. Reconoce tus errores, demuestra que te arrepientes, aprende de ellos. Y con eso, no tendrás ni que mencionar la palabra “perdón”. ¿Por ocultar? Ocúltalo todo; miente, niega, invéntate, tergiversa. Pero sólo de tus asuntos; de los de los demás, que se encarguen ellos. ¿Por los amigos verdaderos? Da todo, miente, arriesga, engaña, perdona, ayuda, escucha, habla, calla, ríe, llora. Y ellos lo harán por ti. Si no lo hacen, sabes lo que tienes que hacer, ¿no? la chupan. Escucha música todas las noches delante del espejo, baila, salta como si tú fueras la protagonista de ese concierto en el que están todas las personas a las que quieres y a las que odias también, tu novio, tus pretendientes y tus ex. Come helado, mánchate, sé feliz en la calle, en tu casa, en el colegio, en las tiendas, en el médico. Esquiva tus obstáculos con serenidad. Pasa de problemas. Monta en globo, escribe un libro sobre tu vida y prueba todas las posturas del libro Kama Sutra. Porque tú no criticas, sólo dices la verdad sobre los defectos de ciertas personas. Sé fuerte, olvida, ama, sufre, olvida, y ama otra vez. Porque la vida es así; tropiezas, levantas, y vuelves a tropezar. Pero te vuelves a levantar…

Ya sabemos que los reyes magos no existen, que el ratoncito Pérez es un falso personaje, que el amor de antes, el de toda la vida ya no aguanta mucho, que a los bebés no los trae la cigüeña, que Papa Noel no vive y mucho menos que vuela con renos. También aprendí que para tocar el cielo no hace falta subirse en un avión.

Me siento orgullosa de tener a gente en mi vida de tal importancia, que me aparte de la realidad, y que por minutos me haga sentir como una niña de tres o seis años disfruta de su barbie nueva, como una chica de dieciocho al tener las llaves de su coche nuevo, como una niña de veinticinco en el día de su boda, como una persona de quince el día que pierda su virginidad, como una verdadera diosa y poderlo mirar todo desde arriba, donde los problemas flotan en el aire y no eres capaz de controlar nada, solo fluyes en tu propio mundo y sueñas tu propia realidad, te olvidas de la mierda en la que vivimos todos y disfrutas el momento, personas como tu.

A veces sientes que no puedes vivir sin una persona, sientes que si te deja tu mundo se va con ella y que todo se derrumba, todo se te viene encima, y te preguntas tantas cosas sin que nadie pueda darte las respuestas, y simplemente no te olvidas de esa persona, solo te acostumbras a vivir sin ella, por un tiempo.

Comenzar un juego es divertido, apostar algo en él puede serlo, pero cuando lo que está en juego es el amor, la cosa cambia…
El amor es ese juego en el que no existen reglas, es simplemente un juego de azar en el que todo depende de nada. Aquí siempre hay perdedores y ganadores, el dolor de perder es directamente proporcional a lo apostado en él, en las ganas de jugar, depende de si es la partida de tu vida, o una más.
La forma de jugar es relativa, depende de los jugadores que intervengan, siendo la partida más molesta la de tres jugadores, pero sin quedarse atrás la de dos en la que uno hace trampas… El amor es el único juego en el que las trampas favorecen al infractor y dejan totalmente sin cartas a la víctima.
En las partidas de alto nivel se puede conseguir el mayor de los premios, robarle el corazón al otro jugador.
El juego del amor es quizá el más difícil de la vida, algunas veces se pierde, otras se juega, otras haces trampas y en muy pocas ganas, pero el premio es de los grandes… la manera de jugar la decides tú, al fin y al cabo en la guerra y el amor todo vale.

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